domingo, 26 de mayo de 2013

Este fue a El Observador, 26/05/2013

Un fantasma muy actual
Ni “si lo dijo Amodio debe ser cierto”, ni todo lo que dice es novedad. Pero sí describe aspectos cruciales de estos dos gobiernos últimos y muy especialmente del actual. Y lo más oportuno de la reaparición del fantasma es cuán actuales son los temas que señala.
El primero es que se miente, entonces y ahora, en todos los planos, hasta los más sencillos y evidentes. Uno de éstos: ahora OSE reconoce que “busca un Plan B” para poder aprovisionar de agua aceptable a la población de Montevideo; pero cuando surgió el tema hace poco, los frentistas a coro lo descalificaron como estrategia electoral. Además, se esconde información  -esencialmente es lo mismo- en materias tan variopintas como la del que se ahogó nadando con los zapatos puestos, como cuando se ordena que no se informe del número de abortos; como la de dejar morir el tema del notorio Cr. Feldman y su arsenal; como decir que la casa que se compró para el hermano de Tabaré Vázquez no era en una zona tan “cheta” como lo es; como hablar sólo de la tasa de desempleo pero ni mencionar el bajísimo nivel de los ingresos de la mitad de los trabajadores; como que haya ido desapareciendo la noticia del robo de 350 mil euros del BROU y esfumándose tanto la investigación sobre aquella señora que voló en pedazos en el Buceo como sobre negocios con Venezuela donde andaban enredados parientes de próceres frentistas. Así podríamos llenar páginas enteras.
Segundo, la actitud totalitaria no soporta el análisis público: hace décadas la historia oficial nos dice que “la Orga” cayó porque la vendió Amodio. A muchos nos pareció que al menos algo tenía que ver la diferencia de enfrentarse con la Policía –entrenada para proteger ciudadanos- o con el Ejército, cuyo deber es destruir al enemigo. Y ahora Amodio nos dice que traicionó porque ya no quedaba nada que valiera la pena no traicionar porque la guerra que los Tupamaros desataron estaba perdida; esto sí lo supimos todos desde que trataron de convertirse en guerrilla rural. Que Amodio no trata de quitarse el sayo de traidor, sino explicarlo racionalmente, hace más creíble su historia.
Tercero y principal, nos dice que no quedaba nada porque los errores de la dirección de aquella aventura totalitaria habían ido desmoronando todo cuanto ella quiso hacer, lo cual es el parecido más impresionante con estos dos gobiernos frentistas y especialmente con el que encabeza Mujica. Empezando en 1990 con aquello de que no entrarían manos en las latas y de “basurales limpios en 90 días”, hoy resulta que OSE no tiene cómo impedir que se siga agravando la mala calidad del agua corriente mientras se multiplican los basurales; que sabemos que la administración de Campiani nos costó millones de dólares pero nadie sabe cómo resolver el mamarracho que los dos gobiernos hicieron con Pluna; que tenemos un déficit fiscal y externo crecientes al final de la mejor y más larga coyuntura externa de la historia nacional; que después de ocho años de hoy que sí, mañana que no, terminamos en un contrato por la regasificadora que hubo que firmar sin tiempo de leerlo y, si no resulta otra Pluna, será por milagro porque si a la empresa trasnacional “que ganó” no le gusta algo que hicimos, leva anclas y se va a la… mar; que la educación nos cuesta el triple pero educa menos que nunca; que el sistema de salud no asegura la salud de nadie al punto que quien puede se va a tratar al exterior; que la mitad de los trabajadores son “diezmilpesistas” o menos mientras vemos más casas, autos y yates de lujo que nunca pero el gobierno no se arruga al decir que mejoró la distribución del ingreso; que la ley que se promovió como contraria a la concentración de la tierra es tan mala que la asegura y con ello desbarata todo argumento de mejora distributiva; que Montevideo está asolada por delincuentes mientras Bonomi sin reírse dice que “Carrasco tiene niveles de seguridad del Primer Mundo”; que una delegación de ex tupamaros cuyo vocero fue el más incompetente de los Ministros hizo una vez más amenazas a la separación de poderes que garantiza la democracia en línea con lo político como superior a la mejor usanza de Chávez, de Maduro, de la Reina Vecina y de Correa; que tuvimos un Presidente que trató de “prepotear” a la Argentina seguido por otro que le acepta todo con la actitud de un presidiario que pide favores; que un proyecto de ley amenaza meter presos a los empresarios si es que hay algún riesgo de que un trabajador “se refale” en una mancha de aceite y otro que podrá ser usado para amordazar a la prensa como en Ecuador y Venezuela...
Todo este desastre al cabo de 23 años en Montevideo y ocho en el Poder Ejecutivo con mayorías parlamentarias.
Estas “cartas del fantasma” explican cómo, por incompetencia y totalitarismo, han conseguido terminar de destruir buena parte de lo que iba quedando de un país en el que de verdad valía la pena vivir.

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